OBITUARIO: No pasamento de Amalia

Como sabedes, antonte finou a nosa querida Amalia e onte celebramos o seu funeral na parroquia de San Antonio. Como testemuño do afecto que lle tivemos, e da fonda pegada que deixa nos corazóns de todos cantos a coñeceron e trataron, reproducimos a seguir o texto que a súa irmá 
Mari Carmen leu onte como monición de entrada: 
Brille para ela a luz eterna!


Con la tristeza propia de la partida y la GRANDE ESPERANZA QUE NOS APORTA NUESTRA FE, nos reunimos ante el altar del Señor para despedir a nuestra querida hermana, amiga y compañera,  Amalia Garabatos Vázquez.

El corazón de muchos niños, de muchos jóvenes y muchos adultos siente hoy el adiós de quien fue su profesora, su directora, su compañera, su hermana, su tía, su amiga… o tal vez la persona afable que cada mañana los recibía con una acogedora sonrisa.

Hoy damos gracias a Dios por su vida, ya gozando del amor del Padre que ya la habrá abrazado en su Misericordia infinita.

Recordamos con gratitud cada detalle que nos mostraba su calidad humana y su profunda visión de los acontecimientos.

Sentimos su cercanía escuchando nuestras necesidades, valorando nuestros esfuerzos, optimizando nuestras propuestas.

Porque a Amalia la conocemos como HERMANA entre las Hermanas, acogedora ante las necesidades y sugerencias de los demás, y en la cercanía y apoyo para cuantos la rodearon.  Humilde, sencilla y portadora de paz.

Mujer de fe, enamorada de Jesús Maestro, que supo animar a otros a mirar   siempre hacia ese mismo  Norte: el Señor.  Testigo del amor del Padre, que como a ella le gustaba recordar: “oculta estas cosas a sabios y entendidos y se los revela a los sencillos”.

Desde la   vivencia  de la fraternidad, desde   su acogida en los centros, su cercanía a niños, familias y profesores,  su sonrisa facilitadora de encuentros, su hospitalidad exquisita… Amalia seguirá presente en el corazón  y el recuerdo de todos los que la hemos conocido  y querido.

Su amor a los pobres, su buen hacer con los profesores, su innovación en los métodos de enseñanza, su dedicación sin tiempo al tarea apostólica, su comprensión, su mente abierta, su palabra oportuna, sus miras elevadas  y su realismo, nos dibujan su perfil grabado en nuestra memoria.

Amalia también ha experimentado la debilidad en su cuerpo frágil y más en esta etapa final, donde con un corazón agradecido nos hacía partícipes de su experiencia de la FIDELIDAD DE DIOS.

Podemos recordar aquí las palabras de San Pablo a su amigo Timoteo: "He soportado los padecimientos, he cumplido la tarea de evangelizar, he desempeñado el ministerio de servir a los pobres desde  el carisma de enseñar,  he  conservado la fe, he combatido el combate de la vida,  he corrido la carrera con   entusiasmo y magnanimidad".

Y AHORA reposa en los brazos del PADRE QUE TANTO LA AMA Y AL QUE TANTO HA AMADO.

Que la luz de Dios brille para ella por toda la eternidad y descanse en paz.